viernes, 30 de abril de 2010

Dos poemas

Que por mayo, era por mayo,
cuando aprieta la calor
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuando es de día
ni cuando las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.

Romance del prisionero. Anónimo


Mira, ha entrado mayo,
ha extendido su párpado azul sobre el puerto.
Ven, hace tiempo que no sé de ti,
se te ve tembloroso, como esos gatitos que ahogamos siendo niños.
Ven, y hablaremos de las cosas de siempre,
del valor que tiene ser amable,
de la necesidad de arreglárselas con las dudas,
de cómo llenar los huecos que tenemos dentro.
Ven, siente en tu rostro la mañana,
cuando estamos tristes todo nos parece oscuro;
cuando estamos fuertes, el mundo se desmigaja.
Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas,
sea un secreto, un error o un gesto.
Ven y pondremos verdes a los vencedores,
saltaremos desde el puente riéndonos de nosotros mismos.
Contemplaremos en silencio las grúas del puerto,
porque estar juntos en silencio es
la mejor prueba de la amistad.
Vente conmigo, quiero cambiar de país,
dejar este cuerpo mío a un lado
y meterme contigo en una concha,
con nuestra pequeñez, como los bígaros.
Ven, te espero,
continuaremos la historia interrumpida hace un año,
como si no tuvieran un círculo más
los abedules blancos de la ribera.

Mayo. Kirmen Uribe.

jueves, 22 de abril de 2010

La fascinación de las aguas

Inmerso en el silencio,
reposada en el agua la mirada,
sobre el ojo tibio de cristal
esperanzas y ausencias arrojadas.

Hojas caídas, flores sin abrir,
ramas un día desgajadas,
sin horas y al fin quietas,
en el dormido espejo remansadas.

Tersa piel no estremecida,
que en sus reflejos de plata,
hunde el ayer en el olvido
y el mañana en la ignorancia.

Ni cesa, ni transcurre;
ni se agota, ni pasa.
Transparencia caída del cielo,
en la palma de la tierra estancada.

Ahogar el instante y sus barruntos,
el momento y sus recuerdos.
Ahogar la presencia del presente;
Beber pulso, latido y aliento.

En el silencio sumido,
sumergida en el agua la mirada,
buscando la faz de la vida,
emerge el rostro de la nada.

Carlos Castillejo

domingo, 18 de abril de 2010

MEDIANOCHE DEL 1º DE MAYO EN MANHATTAN


Salí a caminar sobre el cemento ensombrecido por las farolas a medianoche
del 1° de mayo pasando el oscurecido escaparate de un bar,
la policía encontró cadáveres bajo su suelo el año pasado, prostitutas &
Cadillacs acechantes en la Primera Avenida
al otro lado de la manzana de mi apartamento, había bajado por los periódicos
de la noche
la reja del escaparate de la tienda de reparación de refrigeradores con su
candado, luz fluorescente
azul sobre un montón de periódicos, sus páginas agitándose en el frío viento
de la Primavera en torno a machacadas latas & bolsas de basura de plástico
apoyadas unas contra otras al borde de la acera
viento viento y antiguas noticias navegaban por el aire, un viejo Times sobre
la basura
En la esquina de la 11 bajo una débil farola en un agujero en el suelo
un hombre envuelto en ropa de Trabajo y Gorra de lana encasquetada sobre
su cráneo de obús
se erguía & se agachaba con una vara & una linterna dando vueltas en su
pozo medio hundido en la tierra
Oteando sus pies, metido hasta el pecho en el asfalto junto a una Acera de
granito
donde su compañero de trabajo metía un tubo flexible por un diminuto
agujero, un joven de manos enguantadas
que respondió a mi pregunta «Olor a gas -alguien debe haber dado aviso»-
Sí, el hedor corporal de las entrañas de la ciudad, tubos en descomposición a
seis pies bajo tierra
Podría explotar en cualquier minuto detonado por el ocioso jadeante camión
de Con Ed
que vi aparcado, mientras pasaba apresuradamente Pensando en la Antigua
Roma, Ur
Eran ellos así, los mismos sombríos inspectores & transeúntes
inscribiendo registros de tuberías en descomposición & de montones de Basura
sobre Mármol, En Cuneiforme,
ciudadano habitual de medianoche en la calle buscando Noticias del Imperio,
Rumores, chismorreos, obreros, policías de uniforme, caminando en silencio
absortos en sus pensamientos
bajo ventanas de durmientes apareados con pulpos Monstruosos & ojos
Extraplanetarios en sus sábanas
en la misma noche de seis mil años de edad donde las Ciudades se alzan &
caen & se convierten en sueños.

6 am 1978

De "Oda plutoniana"
Allen Ginsberg

viernes, 16 de abril de 2010

El balón de futbol


Tener un balón, Dios mío.
Vamos a los Arenales:
Qué planeta de fortuna.
cinco hectáreas de desierto,
cuadro y recuadro del puerto.
Qué olor la Tabacalera.
-Suelta ya el balón, Incera.
-No somos once. -No importa.
Si no hay eleven hay seven.
Qué elegante es el inglés:
decir sportman, team, back;
gritar goal, córner, penalty.
(Aún no se ha abierto el Royalty.)
-Marca tú la portería:
Textos y guardarropía.
-Somos siete contra siete.
Un portero y un defensa,
dos medios, tres delanteros;
eso se llama la uve.
Y a jugar. Vale la carga.
Pero no la zancadilla.
Yo miedo nunca lo tuve.
(Una brecha en la espinilla).

Ya se desinfla el balón.
Sopla tú fuerte la goma.
Ata ya el cuero marrón.
El de badana en colores
déjase a los menores
para botar con la mano.

-Mañana a la Magdalena
a jugar contra el "Piquio".
Y al "Plazuela", desafío.

Tener un balón, Dios mío.

Gerardo Diego

lunes, 5 de abril de 2010

Rosa Fría, Patinadora de la Luna y Malva-Luna-de-Yelo



Ha nevado en la luna, Rosa-fría.
Los abetos patinan por el yelo;
tu bufanda rizada sube al cielo,
como un adiós que el aire claro estría.
¡Adiós, patinadora, novia mía!
De vellorí tu falda, da un revuelo
de campana de lino, en el pañuelo
tirante y nieve de la nevería.
Un silencio escarchado te rodea,
destejido en la luz de sus fanales,
mientras vas el cristal resquebrajando...
¡Adiós, patinadora! El sol albea
las heladas terrazas siderales,
tras de ti, Malva-luna, patinando.
.......
Las floridas espaldas ya en la nieve,
y los cabellos de marfil al viento.
Agua muerta en la sien, el pensamiento
color halo de luna cuando llueve.
¡Oh, qué clamor bajo del seno breve,
qué palma al aire el solitario aliento!
¡Qué témpano, cogido al firmamento,
el pie descalzo que a morir se atreve!
Brazos de mar, en cruz, sobre la helada
bandeja de la noche; senos fríos,
de donde surge, yerta, la alborada;
¡oh piernas como dos celestes ríos,
Malva-luna-de-yelo, amortajada
bajo los mares de los ojos míos!


De: Marinero en tierra
Rafael Alberti